lunes, 23 de mayo de 2016

Reseña: La vengadora (Louise Cooper)

La vengadora 




Los dioses del Orden responden a la súplica del Sumo Iniciado y tienden una trampa para acabar con la usurpadora Ygorla, la hija del demonio Narid-na-Gost. Pero el plan del Orden se ve en peligro cuando Karuth, una solitaria rebelde del Círculo de adeptos, invoca a un poder más tenebroso... y Tarod del Caos regresa del mundo de los mortales. Para él, Ygorla es un asunto secundario. Los señores del Caos y del Orden tienen que dirimir un conflicto más personal; y ni los unos ni los otros sentirán compasión alguna por los mortales que se interpongan en su camino. Pero mientras tanto, la usurpadora llega al Castillo de la Península de la Estrella y el Círculo de adeptos no tiene más remedio que darle la bienvenida. Una vez allí, Ygorla no vacila en someter a chantaje a los mismos dioses, al tiempo que proclama a los cuatro vientos que no se contentará con dominar únicamente el mundo de los mortales...


Mi opinión:

¡Llegamos por fin al último libro de esta fantástica trilogía! La verdad es que me da pena que se termine, pero como todo lo bueno, tiene un fin.
Tras el interesante final del anterior tomo, cogí La vengadora con mucha fuerza (de hecho, lo leí en bastante poco tiempo, porque engancha muchísimo). Para ir más rápidos, haré un pequeño resumen de los acontecimientos del anterior libro.
1. Ygorla se hace con el poder de los mortales, con especial énfasis en la Isla del Verano.
2. Strann, el narrador, está a su servicio para salvaguardar su vida, pero odia a su "ama". Por eso, invoca a Yandros del Caos y le pide ayuda.
3. El Círculo recibe varias amenazas por parte de Ygorla. La amistad entre Karuth y su hermano Tirand amenaza con romperse. El Círculo reniega del Caos y pide ayuda al Orden.

Como resumen, es más que suficiente para hacernos una idea de qué ha pasado. Ahora bien, continuamos desde aquí. Tal y como dice en la propia sinopsis, hay un cambio significativo en la Península de la Estrella: renegados ahora del Caos, uno de los Dioses del Orden, Ailind, decide responder a las súplicas del Sumo Iniciado y desciende desde su reino para "ayudar". Su ayuda, lejos de ser tal, establece una absoluta tiranía (ya veréis, ya) en la que Karuth sale más que afectada. 
Espoleada por la indignación que siente al verse así tratada, intentará, por todos los medios invocar a Yandros... sin éxito. Solo cuando Strann, tras convencer a Ygorla de que enviarle a la Península es buena idea, conseguirá establecer una breve conversación con los Dioses del Caos.

Este es un punto muy importante en la novela, quizá el más importante de todos ellos, ya que marcará un antes y un después. Gracias a la intervención de Karuth, Tarod, hermano de Yandros, abandonará su reino en el Caos para tomar parte en la vida de los humanos. Evidentemente, protegerá a Karuth y a Strann de su primo del Orden, pero, inevitablemente, la relación de estos con Tirand, la Matriarca y el Alto Margrave, no será buena. Especialmente si hablamos de Tirand y Karuth, que es donde más se nota. Aún así, habrá momentos en los que colaboren para conformar un plan con el que engañar a Ygorla. 

¿Y qué ocurre con Strann y Karuth? A pesar de la cantidad de problemas que tienen para verse, su historia de amor florecerá. En mi opinión es una historia muy hermosa, que servirá como bálsamo ante las escenas más desagradables de Ygorla (que las hay... y muchas). Poco más puedo decir de ellos, porque de hacerlo, caeríamos en spoiler. 

Por otro lado, tenemos la trama de Ygorla. Más crecida y con las ideas más claras, dejará de seguir los consejos de su padre para empezar a pensar por sí misma. Por eso, apartará de su lado a Narid-na-Gost y decidirá, por cuenta propia, los planes a llevar a cabo. Eso la llevará a hacer un viaje con sus siervos por todas las provincias, de camino a la Península de la Estrella... donde se instalará, creyéndose invencible, pero sin saber que los Dioses aún no han jugado todas sus cartas.

El final, francamente bueno, aunque inesperado. (Así que no diré nada que pueda estropear la sorpresa). De este libro, poco más puedo decir, porque sería repetir lo que ya he dicho mil veces: Louise Cooper era una autora fantástica, con una habilidad sorprendente para crear buenos personajes y buenas tramas. 
En esta ocasión, tengo que mencionar con más fuerza las escenas de sangre, muerte y destrucción, que me parecen francamente geniales. Una verdadera lástima que se haya terminado.

En conclusión, esta trilogía a despertado en mí muchos sentimientos, desde la rabia y el asco, a la ternura más absoluta. De verdad, una delicia.

Escena favorita:

Sin duda, el final... con Tarod. Adoro a ese personaje.

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